Según el Islam, suplicar es un acto de adoración y significa que el siervo conoce su debilidad y acepta la magnificencia de su creador. El profeta Mahoma (La paz sea con él) llamó la atención sobre la importancia de la oración diciendo que «La oración es la esencia de la adoración«.[1]
Allah, expresando en el Corán «Llamadme y os responderé»[2], avisa que responde a las oraciones de sus siervos. Lo que quiere decir con la respuesta en este versículo no significa que necesariamente se cumplirán todas las suplicaciones. Mientras que una persona transmite sus deseos mediante la suplicación, también reza y gana méritos. Esto muestra que incluso si la oración no es respondida en este mundo, definitivamente será respondida en el Más Allá.
A veces, una persona puede insistir en algo que no es adecuado para ella. Sin embargo, como resultado, puede sugerir un resultado que no sería para su bien (bondad). Esta situación se expresa de la siguiente manera en el verso 216 de la Sura de la Vaca: «Se os ha prescrito combatir, aunque os sea odioso, pero puede que os disguste algo que sea un bien para vosotros y que améis algo que sea un mal. Allah sabe y vosotros no sabéis».
Bediuzzaman Said Nursi, uno de los eruditos islámicos, explica la razón por la cual nuestros deseos a veces no se cumplen exactamente, con el siguiente ejemplo; aunque un paciente le pide persistentemente a un médico un fármaco que lo dañará, el médico no se le dará. Porque sabe que la cura de ese paciente es posible con otra medicina. Asimismo, quien crea al hombre y lo conoce sabe mejor lo que es mejor y más bello para él.[3]
La persona que ora experimenta una sensación de satisfacción espiritual. Porque expresar sus sentimientos a un creador[4], que está más cerca de ella y que sabe hasta lo que está pasando dentro de ella, le hace sentir que no está sola. No hay necesidad de un tiempo o lugar para rezar, se pueden ofrecer las peticiones a Allah en cualquier momento y en cualquier lugar. Al mismo tiempo, en muchos hadices, se recomiendan algunos momentos para que la suplicación sea aceptada[5], y también se afirma que las oraciones que se hacen en diferentes situaciones, como la oración de los padres por sus hijos, la oración del musulmán por otro musulmán, y la oración del viajero son las oraciones que tienen mayor aceptación.[6]
La vida mundana se basa en las fronteras. Hay un límite a lo que el ojo puede ver; no puedo ver a través de la pared. Hay un límite para la audición del oído; no puede oír el sonido de todas las frecuencias. Según la creencia islámica, el paraíso es el lugar donde se levantan todos estos límites y las cosas que parecen imposibles para este mundo se vuelven posibles. Por lo tanto, es imposible cumplir simultáneamente todos los deseos de todas las personas que viven en el mundo cuando quieran, con lo que se evitan confusiones y negatividades.
[1] Tirmidhi, Invitación 1
[2] Sura del Perdonador/verso 60
[3] Bediüzzaman Said Nursi/ 23ª Palabra/5° Punto
[4] Qaf/versos 16 y 17, Sura de la Vaca/verso 186
[5] Súplica entre el Adhan y el Iqama (Jami’As-Saghir)
[6] Jami’As-Saghir