Según los eruditos musulmanes, los sentimientos que son la fuente del placer humano se examinan bajo 3 capítulos: razón, lujuria e ira. Estos sentimientos no tienen límites. A menos que el individuo fije sus propios límites, siempre busca y aspira más para experimentar estos sentimientos.[1]
Aunque el Islam no prohíbe que las personas vivan estas emociones, no les ofrece un área de libertad ilimitada para que puedan abusar los derechos de otros para experimentarlas. El Islam es la religión del equilibrio. Allah demostró las mejores formas de satisfacer las necesidades que se incluyen en la naturaleza humana a través de la moralidad y la vida del Profeta Mahoma (la paz sea con él).
El Profeta Mahoma (la paz sea con él) generalmente deseaba que las emociones, actitudes y comportamientos fueran normales y equilibrados: advierte que el amor excesivo puede hacer que los ojos se vuelvan ciegos y los oídos sordos, y llama a las personas a amar a sus seres queridos con moderación.[2]; mientras prohíbe el extremismo en la religión, afirma que este es un mal hábito que prepara la destrucción de las sociedades antiguas.[3]; rechaza la secularización extrema y prohíbe desviarse al extremismo hasta romperse completamente con los asuntos mundanos, incluso en nombre de la religión y el culto.[4]
Allah mandó a la humanidad que satisfaga sus necesidades básicas de manera correcta, saludable y halal: “Y comed de aquello que Allah os provee, lícito y bueno; y temed a Allah en Quien sois creyentes.”[5] “Ni fornican.” [6] De acuerdo con la religión del Islam, satisfacer la necesidad de placer, que se basa en estas tres sentimientos, de manera halal (prácticas permitidas por Islam), hará que las personas sean rentables tanto individual como socialmente en este mundo y en el mundo más allá.
Según la creencia islámica, la razón se le da al hombre para que pueda distinguir entre el bien y el mal: “Habéis recibido evidencias de vuestro Señor, así pues, quien quiera ver, lo hará en beneficio propio y quien se ciegue, lo hará en perjuicio de sí mismo.”[7] No obstante, si la persona usa su mente en exceso, adquiere la capacidad de reflejar diferente del bien y el mal a la contraparte. El hecho de que una persona no use su mente en absoluto significa que vive sin ser consciente de lo que está bien y lo que está mal.
El sentimiento de lujuria proporciona satisfacción y saciedad en las necesidades relacionadas con la parte superior e inferior del estómago. Si una persona se pasa de la raya con este sentimiento, puede sufrir diversas enfermedades como la obesidad. Una persona que no siente el sentimiento de lujuria no puede llevar una vida sana. Porque cuando el individuo tiene hambre, debe sentirla para poder llenar su estómago.
Según la religión del Islam, el sentimiento de lujuria por el sexo opuesto no está mal. La falsedad está determinada por cómo el individuo experimenta esta emoción. Experimentar este sentimiento eligiendo una de las formas correctas o incorrectas también es la prueba en sí misma. El Profeta Mahoma (la paz sea con él) aconsejó a las personas que sentieran esta emoción al casarse (satisfacción de manera halal) para que no se desvíen, y ayunaran si no encuentran la oportunidad, para que pudieran controlar esta emoción: “¡Oh comunidad de jóvenes! Que se case quien pueda y pueda permitirse el lujo de casarse. Porque el matrimonio prohíbe el ojo (mirar al haram-prohibido) y protege la castidad (de caer en el haram). Si no puede casarse, que ayune. Porque ayunar (de caer en haram) es una protección.”[8]
La ira es la reacción de una persona ante la injusticia. La ira debe experimentarse de forma controlada. La religión del Islam asocia la mente y la voluntad humanas con un ser que puede controlarse a sí mismo. La mayor bendición para una persona que actúa no con la ira, sino con la mente, es tener la capacidad de voluntad. El aspecto más fuerte del hombre es su voluntad de no hacer algo aunque lo desee. El Profeta Mahoma (la paz sea con él) explica esta situación de tal manera: “Una persona fuerte no es la que vence a su oponente en la lucha, sino la que sabe controlar a sí misma en un momento de ira.”[9] No sentir ira en absoluto no es un estado saludable. Porque, según la religión del Islam, el individuo; debe estar enojado y reaccionar ante las injusticias, la maldad y la tiranía.[10] De hecho, una persona que no se enoja nada aunque no tenga un trastorno psicológico significa que ha perdido el contacto con el mundo en el que vive. Sin embargo, según la religión del Islam, este mundo es como el campo del Más Allá. La vida de un individuo en este mundo, sus preferencias y reacciones dan forma a su vida en el más allá.[11]
[1] Al-Ghazali, Ihyâ-u Ulûmi’d-dîn, Kimyây-ı Saadet. Bediuzzaman Said Nursi, Isaratu’l-Icaz: Sura al-Fátiha, Risale-i Nur.
[2] Ebû Dâvûd, Edeb, 116.
[3] Imam Al-Bujari, İ’tisâm, 5.
[4] Imam Al-Bujari, Savm, 51.
[5] Sura de la Mesa Servida, verso 88.
[6] Sura del Discernimiento, verso 68.
[7] Sura de los Rebaños, verso 104.
[8] Imam Al-Bujari; 5065
[9] Múslim, Birr, 107.
[10] “Cuando vean un mal, corrígelo con sus manos, si no pueden hacerlo, corrígenlo con su lengua, si no pueden hacerlo, ódianlo con su corazón. Y este es el grado más bajo de la fe.” Múslim, Imán, 78.
[11] Aclûnî, Keşfu’l-Hafa, I, página. 412.